Hoy quería hablar sobre el principio de las presentaciones, básicamente de como NO tenéis que empezar una presentación si no os queréis hundir en la miseria. Cuando empezamos una presentación tenemos la atención de todo el mundo, porque a todos nos gusta juzgar a la persona que tenemos delante. Entonces en ese momento tu sales delante de todos y empiezas la presentación. En función de tus primeros 15 segundos (como mucho) la gente ya emitirá un juicio sobre ti y en función de como sea ese juicio decidirán si continúan escuchándote o van paulatinamente perdiendo la atención.
Ahora te voy a explicar 3 cosas que nunca, nunca, NUNCA deberás hacer y así te ahorrarás pasar por ese mal trago. Y así aprenderás cómo no empezar una presentación.
NO EMPIECES DICIENDO LO QUE TU AUDIENCIA YA SABE
Te voy a poner un ejemplo; llegas al escenario y dices algo como: “Hola buenas tardes, bienvenidos a la convención anual para repasar el balance económico del año 2025. Vamos a ver cuales han sido los resultados que han arrojado los números y cuales son los cambios que vamos a realizar para mejorarlos de cara al próximo año”.
Con una introducción así que ha durado 6 o 7 segundos el público ya se imagina que va a ser un tostón de discurso, una cosa larga, densa y poco agradecida. Así que por favor no empecemos así un discurso. Es la mejor manera de pegarte un tiro en el pie y empezar a ver las primeras caras como empiezan a perder la atención, esos ojos que a pesar que te miran, están cada vez más ausentes. Esta es la forma de poner la primera piedra para acabar de hundirte. Elige un formato más ameno y coloquial para causar una primera buena impresión y sobre todo ¡sorprende!
NO TE PRESENTES JUSTO AL EMPEZAR
Aunque suene duro no empieces presentándote, sobretodo si ya os conocen. En el caso que salgas a hablar y no te hayan presentado o la gente no tenga ninguna información previa sobre quién eres, solo entonces preséntate. Eso sí, antes de presentarte, debes haber captado la atención de tu público. Cuando te presentes que sea algo rápido, no expliques tu currículum. Diles lo que realmente quieren saber. Y lo que todos queremos siempre saber es qué vamos a sacar de la charla. El tiempo es oro, si tu audiencia te dedica su tiempo y plena atención dales algo que sea atractivo, goloso y si puede ser, útil. Así que decir quién eres, que cargo tienes y a que te dedicas es contraproducente. Piensa que si lo que dices es interesante, la gente ya se preocupará de preguntarle a otro asistente quién eres o se lanzará a internet que lo contiene todo. No te preocupes por darte a conocer, preocúpate por conquistar a tu público con contenido atractivo y de valor. El resto vendrá solo.
NO EMPIECES EL DISCURSO CON AGRADECIMIENTOS
De los 3 consejos este es el más importante: “no empieces con agradecimientos”. Este no lo hagas en ningún caso ya que te sepultará al instante. Empezar con agradecimientos es frío, protocolario, casi un trámite que va a distanciarte de la mayoría del público en un abrir y cerrar de ojos. Nadie dice que no puedas agradecer a los asistentes o organizadores, pero no lo hagas al principio, lo puedes hacer al final o introducirlo durante el discurso, pero nunca al principio porque perderás la atención de tu audiencia al momento. Y una cosa más, si agradeces a tu público hazlo con un motivo que no suene a razón enlatada. Los agradecimientos más habituales y que siempre deberías rehuir es: “gracias por vuestra asistencia, gracias por vuestra atención, gracias por vuestro tiempo”. Agradece con más intención, con más sentido. Agradece al público si ha estado activo, participativo, comprensivo con la situación, puedes agradecerle por avanzado que compartan y apliquen lo que les hayas propuesto etc…
Ahora que ya sabes como no empezar un discurso, grábatelo a fuego y piensa la mejor manera de salir al escenario y llamar la atención desde el minuto cero. Te lo agradecerá tu audiencia, lo agradecerás tu y sobretodo te sentirás mucho más cómodo y seguro ante tu público.
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