¿Cuál de estos elementos dirías que es más importante cuando hablamos en público? ¿El contenido, la voz o el cuerpo? Seguramente te sorprendas con la respuesta. Descubre la importancia del lenguaje no verbal en tus discursos.

Le ley Mehrabian, desarrollada por el psicólogo Albert Mehrabian en los años 60, explica que cuando comunicamos emocionalmente, más del 90% del peso de nuestra comunicación recae en cómo usamos nuestra voz y nuestro cuerpo.
En este vídeo te explicamos la importancia del lenguaje no verbal si queremos conectar con nuestro público.

La ley Mehrabian (o por qué es tan importante el lenguaje no verbal)

Cuando estamos comunicando en público, muchas veces pensamos que el contenido de nuestro discurso es el elemento clave para conectar con nuestros interlocutores. Nos focalizamos en qué queremos decir, nos empapamos de información sobre el tema, intentamos estructurarlo para que el mensaje sea claro y sobre todo que se nos vea preparados y competentes

…. y nos olvidamos de lo más importante, nuestro lenguaje no verbal; cómo expresamos con nuestra voz y nuestro cuerpo aquello que estamos diciendo.

El psicólogo y humanista Albert Mehrabian realizó entre 1967 y 1969 una serie de estudios que tenían por objetivo medir en porcentajes la importancia de los distintos elementos que están en juego cuando comunicamos oralmente.

En estos experimentos, les pedía a los participantes que dijesen qué emociones identificaban ante distintas situaciones, donde personas pronunciaban palabras con tonos y expresiones faciales diferentes.

De estos estudios extrajo que los participantes se creen más lo que comunica el cuerpo que las palabras que utilizas. Así desarrolló la Ley Mehrabian, también conocida como Ley 7-38-55, concluyendo que el lenguaje no verbal es más importante que el verbal.

La clave: comunicación emocional

Según esta regla, en la comunicación oral el contenido únicamente tiene un 7% de valor, mientras que la voz tiene 38% y el cuerpo, un 55%. Curioso ¿Verdad?

Si esto fuera cierto en todos los casos, significa que podríamos irnos a China o Turquía y tendríamos una comprensión oral del 97% a pesar de que no sepamos ni pizca de chino-mandarín o turco. Hablamos de poder sentarnos, tomar una infusión con alguien que habla una lengua distinta a la nuestra y hablar de cualquier cosa, sin límites. Sin embargo, parece poco probable que esto ocurra. Hay algo que no encaja.

¿Nos engaña entonces esta regla? No, simplemente, debemos entender que si queremos conectar con nuestro público y seducirlo, será imposible hacerlo si no estimulamos nuestra voz y cuerpo.

Pongamos un ejemplo que seguro te habrá pasado alguna vez:

Si le preguntas a alguien ¿Qué tal? Su respuesta probablemente será “bien”, ya sea porque está bien, o porque no le apetece comentar nada. Pero en función del tono que utilice, dónde mire y la posición de sus brazos sabrás si realmente está bien o no.

Otro ejemplo, la comunicación emocional nos permite ver una discusión, y a pesar de no escuchar o no entender el contenido, rápidamente podemos deducir qué emociones se están expresando gracias al lenguaje no verbal. Así, al margen de que el contenido que expresemos sea bueno y claro, debemos trabajar nuestra voz y cuerpo para que se nos entienda mejor y conectar con nuestro público.

Mantener la voz y cuerpo activos

Esta regla nos permite ver que cuando lo que decimos no se corresponde con cómo lo decimos o cómo gesticulamos, tendemos a pensar que aquello que queremos expresar está en nuestro cuerpo y nuestra voz y no en las palabras que usamos.

Entonces, ¿Qué mensaje estamos dando cuando nos quedamos rígidos, tiesos, monótonos, desconectados de nuestro cuerpo, cuando damos un discurso?

En el ámbito de lo institucional o formal, muchas veces acabamos dejando de lado el trabajo de la voz o el cuerpo y optamos por hablar con un tono plano y contenido. Se trata de un patrón muy común, pero realmente contraproducente, ya que lo que hace es alejarnos de nuestra audiencia.

Recordadlo como queráis: Ley Mahrabian o Ley 7-38-55. Pero por favor, tened en cuenta la importancia de una voz y un cuerpo estimulados y que vayan en la misma línea de lo que estamos diciendo. Si no hay voz ni hay cuerpo presente y activo, no hay parte emocional. La comunicación no verbal es la manera clave para conectar con nuestro público.

 

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